Todo lo que conocemos en el universo, lo animado e inanimado conlleva una arquitectura hasta en los más elementales niveles de la materia, y esta configuración arquitectónica no sería posible sin una idea que la haya concebido, nada que conozcamos existe, que no haya sido engendrado por una mente, consciente, poderosa, creativa. Los físicos cuánticos están muy ocupados en la encomienda de develar los misterios del origen del universo, estos personajes, han invariablemente terminado por aceptar que todo el mundo físico tal como lo conocemos, posee una característica que le merece el adjetivo de divino, han sido muchas investigaciones en el campo de la física cuántica y las observaciones parecen todas apuntar hacia una inexplicable inteligencia consciente, de la cual emana la información precisa como si se tratase de una ecuación para estructurar ordenar y sincronizar las vibraciones de la materia a niveles subatómicos bajo patrones que permiten conformar el mundo que conocemos.
Wyne Dyer, reconocido conferencista transformacional ha llamado a esa mente divina, universal e inteligente “La Fuente”, es una nomenclatura interesante, porque aunque el nombre que le demos sea ese o cualquier otro, lo interesante es entender que la forma cómo podemos conectarnos con esa “Fuente” es a través de nuestra fascinante capacidad de utilizar la mente. En donde la imaginación da forma intelectual a nuestros más poderosos deseos, y es allí, en donde comienza a producirse una conspiración a nivel cuántico, que influye en el campo físico y eventualmente la manifestación de eventos alineados con estos deseos.
Wyne Dyer, reconocido conferencista transformacional ha llamado a esa mente divina, universal e inteligente “La Fuente”, es una nomenclatura interesante, porque aunque el nombre que le demos sea ese o cualquier otro, lo interesante es entender que la forma cómo podemos conectarnos con esa “Fuente” es a través de nuestra fascinante capacidad de utilizar la mente. En donde la imaginación da forma intelectual a nuestros más poderosos deseos, y es allí, en donde comienza a producirse una conspiración a nivel cuántico, que influye en el campo físico y eventualmente la manifestación de eventos alineados con estos deseos.
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